Dos mujeres llegan a la última fase de acceso a la unidad de élite de los Mossos

La policia catalana és pionera a adaptar els exercicis físics per gènere per als grups operatius, en els quals no hi ha cap dona a Espanya.

poliDos mujeres están por primera vez en la última fase del acceso al Grupo Especial de Intervención (GEI) de los Mossos d’Esquadra, los equipos de élite de la policía catalana que intervienen ante amenazas graves. Una vez terminen los test médicos, las dos mujeres iniciarán las convivencias, como se conoce la “fase de adaptación al trabajo”: 21 días como máximo en los que se pone a los aspirantes al “límite físico y mental”. Es la primera vez que dos mujeres llegan tan lejos, después de superar las pruebas físicas de esta unidad, que se han adecuado para las aspirantes femeninas en la última convocatoria. Hasta ahora, ni los GEI, ni sus equivalentes en la Policía Nacional (GEO) y en la Guardia Civil (Unidad Especial de Intervención), cuentan con mujeres en sus filas. Los Mossos son pioneros en rebajar las exigencias físicas por género para el acceso a un grupo operativo, una cuestión polémica que despierta recelos en el resto de fuerzas de seguridad.

Para lograr incorporar a la mujer en sus equipos de élite, la policía catalana se reunió con los equipos de igualdad del cuerpo, pensaron en fórmulas sin reserva de plaza, y optaron por trabajar con profesionales del Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Sant Cugat. “Queríamos que nos asesorasen para preparar las pruebas físicas”, explica el subinspector jefe de los GEI. Con ellos, elaboraron unos baremos que suponen “la misma exigencia física a hombres y mujeres” dado que “a igual preparación, el hombre supera a la mujer”. Los ajustes se han hecho ejercicio a ejercicio. Primero una carrera de 800 metros, en 2,16 minutos para los hombres y 2,39 para las mujeres que buscan la máxima nota. Le sigue circuito, con una prueba de sacos de 20 kilos para los hombres y de 15 para las mujeres, en 15,30 y 18,9 segundos, respectivamente. En tercer lugar, press banca con 65 kilos ellos y 42 ellas, a repetir 15 veces en 45 segundos. Después un ejercicio de natación, apnea y habilidad, en 42 segundos ellos y 52 segundos ellas. Y por último, los hombres deben acabar el tramo final de pruebas físicas, como el plinto, o pesos, en 4,55 minutos, y ellas en menos de 6.

De los 350 hombres y 15 mujeres que se presentaron a la última convocatoria para cubrir las 17 plazas en los GEI, 180 hombres pasaron la prueba, y de las nueve mujeres que llegaron a las físicas, las aprobaron ocho. Hasta ahora, ninguna mujer había conseguido superar esa fase, que era igual para hombres y mujeres hasta el año pasado. Las mossas provienen de distintas unidades: desde orden público (ARRO y BRIMO) a seguridad ciudadana o investigación. Después, los aspirantes fueron sometidos a un batería de tests psicotécnicos y entrevistas para “ajustar un perfil competencial” deseado, que les llevó a seleccionar a los 57 candidatos (55 hombres y dos mujeres) que están a las puertas de las convivencias, donde realmente se batirán el cobre.

Formalmente, se denomina la “fase de adaptación a la tarea”, y dura como máximo 21 días. “Aquí no hay ningún tipo de baremo para la mujer: o las superas o no”, indica el subinspector. El proceso lleva “al límite físico y mental” a los aspirantes. “Deben afrontar pruebas de todo tipo: de claustrofobia, de vértigo, de situaciones límite, de alturas, en el agua, a oscuras, de autocontrol...”, explica el jefe de los GEI. Son situaciones variopintas en las que se testa la resistencia física, la fatiga, el trabajo en equipo, el autocontrol, el manejo de la frustración, la fortaleza mental... “Buscamos que salga la parte más primaria de la persona”, abunda, para calibrar si se adecua al trabajo que deberán acometer. “Es donde realmente comenzamos a exprimir a los aspirantes para saber si tienen lo que buscamos”.

A la espera de acabar las pruebas médicas, las convivencias empezarán la primera semana de noviembre. Y si todo sigue según lo previsto, a mitad de diciembre se conocerá la lista de personas que las han superado, y que están convocadas al curso de seis meses que se imparte en el Instituto de Seguridad Pública de Cataluña (ISPC). La intención es que empiece el primer trimestre de 2025, y que luego los candidatos se incorporen durante un año en prácticas a los GEI. Una vez finalizado, la plaza es suya de pleno derecho. Aunque lo más habitual es que no se cubran todas las vacantes. Algunos aspirantes caen en la última fase, por eso ahora valoran enviar a 24 personas a la escuela aunque haya 17 plazas. “Eso nos dará más margen”, explica el subinspector, que recuerda que en la anterior convocatoria, en 2017, se cubrieron 15 de las 24 ofertadas.

En la actualidad, 36 personas forman parte de los GEI. Son los especialistas que intervienen en los casos más delicados: secuestros, extorsiones, terrorismo, crimen organizado... También en las situaciones en protección de personalidades, como una visita del rey, o en grandes eventos, como la Copa del América. “El trabajo tiene un condicionante físico importante, ya solo con todo el material que tenemos que manipular y cargar todo el día. Muscularmente, un hombre lo soporta mejor”, admite el mando policía. “Pero eso no quiere decir que el perfil competencial de una mujer no pueda resultar óptimo en nuestro servicio”, añade. Con la adecuación física, esperan abrir una “ventana de oportunidad” para las mujeres. “Luego se lo ganarán ellas a pulso, no les regalaremos nada”, defiende, sobre un grupo que si ha llevado a cabo una decena de convocatorias, las mujeres se han empezado a presentar a partir de la “séptima o la octava”, y nunca más de cuatro. “Animamos a las mujeres abiertamente a que se presenten”, añade, consciente de la polémica que suscita. Ningún cuerpo de élite en el resto del estado tiene mujeres en sus filas. “Pero en Alemania y Francia sí las hay, en sus grupos operativos, y están funcionando bien”, concluye.

 

Rebeca Carranco

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El País
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Notícies dels mitjans de comunicació