Ha entrado en vigor de forma oficial la reforma legislativa que permite una semana laboral de seis días hasta un total de 48 horas trabajados de forma voluntaria en una iniciativa que pretende mejorar la productividad y atraer inversión extranjera. La iniciativa del Gobierno conservador que dirige el primer ministro Kyriakos Mitsotakis pretende además mejorar el aprovechamiento del personal cualificado y reducir a la vez la economía sumergida. La inflación ha obligado a muchos empleados a buscarse una segunda ocupación, pero con esta medida se pretende mejorar las condiciones con un solo puesto de trabajo. Grecia gira su política laboral a las antípodas de la reducción de jornada que intenta impulsar Yolanda Díaz, con una jornada de 4 días que lleve a las 37,5 horas.
La ampliación de horario solo se podrá aplicar a determinados sectores como las fábricas o las pequeñas empresas, así como a compañías que den servicio ininterrumpido. El turismo y la hostelería han quedado fuera.
La medida ha sido duramente criticada por los sindicatos por considerarla contraria a los derechos laborales, que recuerdan que va en dirección contraria a la tendencia de otros países europeos como Alemania, Bélgica, Francia, Islandia o Reino Unido, que plantean reducción del número de horas semanales por debajo de las 40 o incluso reducir de cinco a cuatro los días trabajados con turnos de diez en lugar de ocho horas.
"Es una barbaridad" para Akis Sotiropoulos, del sindicato de funcionarios Adedy. "No tiene ningún sentido. Cuando casi todos los demás países civilizados aplican una semana de cuatro días, Grecia decide ir en dirección contraria", ha resaltado. Aunque en este caso la medida se puede aplicar solo en períodos "excepcionales" de aumento de carga de trabajo, tanto los sindicatos como la oposición de izquierda argumentan que, en la práctica, la ley convertirá la semana laboral de seis días en algo "común", teniendo en cuenta también, según denuncian, las casi inexistentes inspecciones de trabajo.
Según señaló el entonces ministro de Trabajo, Adonis Georgiadis, la ley viene a poner "orden" en lo que llamó "jungla" del mercado laboral griego, donde la mayoría de los empleados trabajaban ya más de 40 horas a la semana a través de horas extraordinarias no declaradas.
Esta medida incluso llevó a un choque el año pasado tras su aprobación entre el ministro de trabajo griego, Adonis Georgiadis y la ministra de Trabajo española Yolanda Díaz. La líder de Sumar criticó la medida alegando que trata de "un retroceso de siglos". El griego, por su parte, reaccionó alegando que sus palabras eran un "terrible error" porque serviría para mantener el trabajo legalizado en las 13 horas diarias y combatir el pluriempleo, mientras que en España con la regulación actual puede haber casos de 16 horas diarias. "No entiendo por qué en Grecia es una esclavitud, pero en España es algo bueno, en España hay 500.000 personas con este tipo de contrato", sentenciaba Georgiadis.
¿Cómo funcionará?
Los empleadores de empresas que funcionan 24 horas al día durante toda la semana, como fábricas y otro tipo de industrias, tendrán el derecho de imponer un sexto día laboral y 48 horas de trabajo por semana a sus trabajadores en caso de necesidad.
Hay dos clases de empresas que pueden acceder a esta nueva modalidad. En primer lugar, aquellas que "sean de naturaleza continua". Es decir, que operen cinco días a la semana trabajando las 24 horas del día sin cerrar, a través de turnos rotativos. El segundo grupo es aquellas que trabajen entre cinco y seis días a la semana, las 24 horas pero con un sistema de turnos alternos.
¿Qué implica esto para los trabadores? Los empleados recibirán un 40% adicional sobre el salario diario por esas ocho horas extra, mientras que si ese sexto día es un domingo o feriado, el aumento asciende al 115 %. A esto habría que sumarle un extra del 25% adicional si este turno se realiza "en horas de nocturnidad".