El país se despide de los precios por las nubes en la cesta de la compra. En junio el coste de los alimentos se ha moderado hasta el 4,2%, mínimo desde diciembre de 2021, según ha señalado este viernes el Instituto Nacional de Estadística (INE). Son dos décimas menos que en mayo y confirma un cambio definitivo de tendencia, pese a que los analistas prevén que el índice se siga moviendo ligeramente de arriba a abajo, y viceversa, en la segunda mitad de año. El Índice de Precios al Consumo (IPC) también ha frenado su escalada, cerrando el mes en el 3,4%, dos décimas menos que el periodo previo. La subyacente, que excluye los alimentos frescos y los productos energéticos por ser los más volátiles, se ha mantenido en el 3%, después de que en mayo sorprendiera a los analistas al repuntar por primera vez en 12 meses.
Entre los productos que a día de hoy son más baratos que hace un año están la leche, la mantequilla, las harinas, la pasta y el pollo. Los aceites —exceptuando el de oliva— registran la mayor bajada: un 14,8% menos respecto a junio de 2023. Por otra parte, las legumbres y hortalizas moderaron su precio respecto a mayo, con una caída del 4,5%. El coste del aceite de oliva también ha descendido un 2,4% respecto al mes previo, encadenando dos meses seguidos con tasas negativas. Eso sí, sigue siendo de lejos el producto que más se ha encarecido desde que estalló la crisis inflacionaria.
El Ministerio de Economía ha señalado que estos datos reflejan “la capacidad de la economía española de compatibilizar el mayor crecimiento económico entre los principales países de la zona euro con una moderación de los precios y el mantenimiento de las medidas para seguir reduciendo los precios de los alimentos”. Su persistente fluctuación ha sido determinante para que el Gobierno haya decidido extender, una vez más, la rebaja del IVA en los comestibles de aquí a fin de año, para finalmente volver a los tipos impositivos habituales a inicios de 2025. En todos salvo el aceite de oliva, que ahora está dentro del grupo de los superreducidos, por lo que se mantendrá con un impuesto del 4% y no del 10%.
El buen comportamiento de la cesta de la compra y del gas natural —cuya tasa registra una caída del 7,7% respecto a hace 12 meses — contrasta con el sector servicios, donde se están produciendo las mayores tensiones inflacionistas de cara al verano. Los paquetes turísticos nacionales repuntaron en junio más de un 21% y los cruceros casi un 27%. Son, junto a los hoteles, las tres partidas que más se han encarecido en la primera mitad del año y se prevé que sigan esa senda al menos de aquí al otoño. Asimismo, los restaurantes y servicios de comida para llevar se han encarecido casi un 5%. La presión que ejerce el sector servicios explica las dificultades de la economía nacional para reducir la inflación subyacente y que el índice general se encuentre casi un punto por encima de la media de la zona euro —en junio fue del 2,5%, según Eurostat—.
Luz y gasolina, más caras
La electricidad también ha dejado atrás los precios negativos y se posiciona como el cuarto componente del IPC que más ha subido en los primeros seis meses del año. En junio ha registrado una tasa del 14%, según ha confirmado el INE. La cifra contrasta con la tendencia observada a finales del invierno, cuando incluso se registraron tasas negativas gracias al hundimiento en la cotización del gas natural y de los derechos de emisión de dióxido de carbono (CO₂), que presionaron a la baja todo el mercado en las horas en las que ese combustible fósil marca el precio de la luz. Cuatro meses después la historia es muy diferente y la factura se ha vuelto más cara.
El encarecimiento de la electricidad, según los analistas, se debe a una variedad de factores. El principal es el llamado efecto base, pues en junio del año pasado el precio cayó un 38% en tasa interanual. Esto significa que, a poco que suba el precio en términos reales, tiene un impacto notorio sobre el IPC. Por otra parte, están los factores coyunturales, donde se observa que las renovables no han sido capaces de cubrir la demanda y fue necesaria la intervención de los ciclos combinados de gas, lo que elevó los costes. La evolución al alza de la factura ha hecho que en julio el IVA de la luz volviera al 10%, según lo establecido por el Gobierno en el paquete de medidas para mitigar la inflación —de acuerdo con el decreto, si el precio promedia los 45 euros por megavatio (MWh) un mes, el recibo del siguiente pasa a estar gravado con el tipo reducido del 10%. Si, en cambio, queda por debajo de ese umbral, el IVA de la siguiente factura salta al 21% precrisis—.
Los combustibles líquidos también han repuntado respecto a junio de 2023, pese a que son más baratos que en mayo. La gasolina y el gasóleo han subido un 2,6% y un 3,2% en tasa interanual debido a que el petróleo, que es su principal componente, es más caro que hace 12 meses. No obstante, juega a su favor que el coste del refino se ha moderado. Aunque el alza ha sido relativamente pequeña, se ha producido en pleno verano: un periodo para el que la Dirección General de Tráfico (DGT) ha proyectado 94 millones de desplazamientos por carretera.
Denisse Lopez