Sacar la cartera ha dejado de ser una actividad de alto riesgo en 2023, al menos si se compara con lo vivido un año atrás. En diciembre, la inflación se moderó al 3,1%, según el dato confirmado este viernes por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Es una décima menos que en noviembre y se queda muy lejos de ese 5,7% registrado en diciembre de 2022. El alivio se debe, principalmente, a que los precios de la electricidad y los alimentos han aumentado a un menor ritmo que el año pasado, y a que los carburantes siguen disminuyendo, aunque menos que hace 12 meses.
La inflación subyacente, que no tiene en cuenta los precios de los combustibles ni alimentos frescos, también ha caído notablemente. De hecho, cerró diciembre en el 3,8%, su nivel más bajo desde marzo de 2022. En un balance general, la inflación media de 2023 ha sido del 3,5%, cinco puntos menos que el año previo. La meta del 2% marcado por el Banco Central Europeo está lejos de alcanzarse, pero estos datos apuntan, en definitiva, a que el país marcha por el buen camino hacia la desinflación. Desde Funcas aseguran que la normalización de los precios está garantizada, aunque el proceso será lento. El mercado tiene el mismo diagnóstico, si bien Fráncfort se ha mostrado más cauto y persisten las dudas de que cualquier acontecimiento geopolítico, como los bloqueos comerciales en el mar Rojo, puedan alterar nuevamente los precios.
A expensas de cualquier conflicto que pueda ocurrir en los próximos meses, el hecho es los datos avalan el cambio de ciclo en los precios nacionales. El coste de los alimentos, que tanto han desangrado el bolsillo de los hogares, lleva desacelerando desde julio. Los últimos datos definitivos del IPC muestran una moderación de casi dos puntos, hasta el 7,3%. Es la menor tasa desde marzo de 2022. La evolución se debe al abaratamiento de las legumbres y hortalizas y a que los precios de algunos productos básicos, como la leche, el huevo, el pan, los cereales y la carne, subieron mucho menos en diciembre de 2023 de lo que lo hicieron en el mismo mes del año previo. Las bebidas alcohólicas y el tabaco también suavizaron su avance interanual casi cuatro puntos, hasta el 3,7%.
Pese a este alivio, hay otros productos que siguen sin echar el freno. El aceite de oliva ha subido un 54,6% en un año, convirtiéndose en el alimento que más se ha encarecido en la cesta de la compra debido a un recorte en la producción. Su alto precio en los supermercados ha obligado al Gobierno a que lo incluya dentro de los productos de primera necesidad, de manera que tendrá un IVA del 0% hasta, al menos, mediados de este año.
Hay otros grupos dentro del IPC que han evitado una mayor moderación. El transporte elevó su tasa interanual casi cuatro puntos, hasta el 3,9%, como consecuencia de que el precio de los carburantes se redujo en menor medida que 12 meses atrás -la gasolina, por ejemplo, ha subido un 10,3%-. El mayor repunte lo ha registrado el transporte de pasajeros por mar, con una tasa del 25,8%.
Los precios de los restaurantes y hoteles también aumentaron un 5,5% en un año, una de las cifras más altas en el índice general. En concreto, los hostales, pensiones y servicios de alojamiento similares crecieron un 7,8%, mientras que los restaurantes, cafés y salas de baile lo hicieron un 5,1%. Es llamativo el caso de los servicios de comida rápida y para llevar, cuya tasa alcanzó el 6,2%. En cualquier caso, estos repuntes no parecen haber reducido el consumo en los hogares, pues 2023 fue un año muy positivo para el sector turístico y la hostelería.
Denisse López