Una 'bomba demográfica' ha estallado en España y está rompiendo las costuras del mercado laboral

La tasa de actividad de los menores de 25 años retrocede en España mientras crece en Alemania y Francia.

merEspaña mantiene en estos momentos una triple paradoja difícil de explicar: con una tasa de paro que aún supera el 10%, mantiene un récord de empleo que ronda los 22 millones de ocupados y crece a mayor ritmo que cualquier otra economía del euro, mientras las vacantes se han disparado a máximos históricos. Estas contradicciones revelan un profundo desequilibrio entre oferta y demanda de empleo que tiene mucho que ver con una 'bomba demográfica' que parece haber estallado mucho antes de lo que nadie, empezando por las empresas, se esperaba.

La clave está en un indicador del volumen de mano de obra que suele pasar desapercibido en los análisis en nuestro país, si bien es más frecuente en la literatura anglosajona: la población activa entre 25 y 54 años, denominados los 'prime age workers'. En el segundo trimestre de 2025 alcanzaron los 17,8 millones de personas, un 4,1% menos que en 2009. Suponen el 71,2% del total de la población activa cuando hace 15 años rozaban el 80%.

Las personas en esta franja de edad se consideran los más dinámicos laborales porque son los que tienen más 'control' de su carrera profesional. Se considera que ya han terminado su etapa educativa y han adquirido cierta experiencia profesional, pero aún no han llegado a la edad en la que empiezan a preparar su retiro. Esto hace que tengan más capacidad para, por ejemplo, cambiar de trabajo o exigir subidas de sueldo.

Pero su retroceso contrasta con el hecho de que el total de la población activa entre 15 y 74 años ha crecido un 6,1%, hasta los 24,5 millones. Pero el menor peso de los activos entre 25 y 54 años no se explica por la entrada en el mercado laboral de menores de 25 años, que en estos años han caído un 21,8%, el doble de la media europea, hasta los 1,8 millones. El incremento de la fuerza laboral española se debe mayor número de 'seniors', que se han disparado un 102% hasta los 5,3 millones.

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Esto implica que la población activa también se escora hacia el grupo de mayor edad, mientras el 'relevo' por parte de recién llegados al mercado laboral se reduce. Un efecto que, en teoría, se compensa con la inmigración. Pero la llegada de extranjeros no es suficiente para impedir un peso mayor de los seniors, lo que obliga a muchos sectores que dependen de un uso intensivo de la mano de obra a ver reducida su mano de obra disponible. No tanto porque los veteranos rechacen ciertos trabajos, sino porque muchas empresas no buscan empleados en esa franja de edad.

Los trabajadores 'prime' caen en Europa

La tendencia demográfica española es similar a la que se ha producido en el resto de las grandes economías europeas con una única excepción: Francia sí tiene más jóvenes dispuestos a trabajar que hace quince años, un 10,8%. Aun así, los mayores de 55 años se han elevado un 81,9%. Con ello, la franja intermedia, los 'prime' solo ha cedido un 1,7%. En Alemania han retrocedido un 5,7%, mientras los seniors han aumentado un 85,9% y los jóvenes han cedido un 6,1%.

La evolución de España se acerca más a la de Italia, que ha visto caer su población activa junior un 20,1%, mientras la senior se ha disparado un 123% (más que en nuestro país). De esta forma, los activos entre 25 y 54 años caen un 10,1%, el mayor desplome del grupo de las 'Big Four' del euro.

El 71,2% de activos en edad 'prime' de España supera, en toco caso, la media europea (69%) y la del resto de las grandes economías del euro (Alemania, Italia y Francia). Esto parece sustentar uno los argumentos más reiterados en los últimos años para justificar el optimismo sobre la economía y el empleo en España: la fortaleza de la población activa, que hace que la exposición de nuestro mercado laboral al envejecimiento demográfico y el descenso de la natalidad sea menor que en otras economías.

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Esa ventaja competitiva vendría alimentada por la incorporación de la mujer al mercado de trabajo, con un peso creciente en la mano de obra disponible desde los años 90. Pero en los últimos años, el factor más relevante han sido los flujos migratorios. La intensidad de la inmigración es mayor que en otras economías del euro y esa es la clave de que un país con una tasa de paro de doble dígito pueda batir sus récords históricos de ocupación.

Sin embargo, al observar los datos con mayor profundidad se ven demasiadas debilidades en esta evolución. El principal es que la tasa de actividad, es decir, el porcentaje de población que representan las personas que trabajan o buscan empleo sobre el total de la población en edad de trabajar, es más bajo en España que en el resto de la UE.

Un informe de la AiReF espera que la tasa de actividad de la población en edad de trabajar pase del 66% actual al 68% en 2025, y a partir de ahí la tendencia se modere, conforme se agota la convergencia en las tasas de hombres y mujeres y se estabilizan los flujos de inmigración. Pero quizá esta lectura peque de optimista.

El auge de los seniors

La tesis de muchos expertos es que la llegada de inmigrantes tiene un efecto 'rejuvenecedor' sobre la población, aunque lo cierto es que, como ocurre con la nacional, la población activa foránea también está elevando su edad media. Lo confirman tanto los datos expuestos por la AiReF como los de Eurostat que hemos analizados para recopilarlo en este artículo: lo que aumenta es la tasa de actividad de los seniors. Se ha incrementado en casi veinte puntos desde 2009, del 44% al 62%, mientras la de los jóvenes ha caído del 28,5% al 25,1%.

Volviendo a la comparativa europea, esto es lo mismo que ha ocurrido en Italia, pero se desmarca claramente de lo ocurrido en Alemania y Francia, así como de la mayoría de los países de la Unión Europea. Este descenso de la empleabilidad plantea un escenario complejo: no solo hay menos jóvenes, sino que tienen menos presencia el mercado laboral, algo que puede achacarse a las escasas expectativas de encontrar trabajo.

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Esto se puede explicar por la reducción del abandono educativo, pero al compararnos con Alemania o Francia aflora la sospecha de la incapacidad de las políticas educativas para facilitar el tránsito de la formación al empleo, pese a la apuesta por modelos como el de la FP Dual en nuestro país, cuyo éxito es cuestionable a la luz de estos datos.

Aun así, que lo seniors sean más activos es buena noticia, pero no basta para resolver la falta de mano de obra que se encuentran muchas actividades en las que los empleadores prefieren a trabajadores de menos de 30 años. Y que no se adaptan a recurrir a trabajadores de más edad. Esto contribuye a entender el aumento de las ofertas de empleo en España e Italia, como ya hemos contado en elEconomsita.es.

Pero en nuestro caso hay un factor añadido: nuestra tasa de paro es mucho mayor que la de Italia y el grupo más numeroso son los mayores de 50 años. La falta de capacidad de las empresas para aprovechar ese talento es un lastre para el mercado laboral que ni siquiera la inmigración está logrando contrarrestar.

 

Javier Esteban

Fecha
Fuente
elEconomista.es
Tipo
Noticias de los medios de comunicación